martes, 18 de octubre de 2011

Era esclavo...

Hoy día una reflexión, meditada al pie de la cruz, en el día en el que el Cristo morado sale a las calles...

Mi Padre era esclavo del faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte. Realizó ante sus ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra el faraón y contra toda su casa. Y nos sacó de allí para traernos y entregarnos la tierra que había prometido con juramento a nuestros padres…” Cf. Dt 6, 20 – 23

Jesús bendito tú me has liberado de la opresión, me has librado de las cadenas de la muerte, me cuidaste y me condujiste a aquella tierra que habías preparado para mí.

Era esclavo de la muerte, del pecado, estaba ciego y sordo extraviado, lejos de ti, pero tú estabas cerca de mí, tu confiabas en mi y cumpliste la palabra que prometiste a mis padres, nos diste un libertado que realizó el éxodo de mi vida. Y pagaste por mi libertad el precio más alto, tu vida en la cruz.
Era esclavo en Egipto, y cuál era mi Egipto, mi Egipto era el pecado, en especial.
Era esclavo en Egipto y tú me mostraste tu gloria, y aún me la muestras día a día; y me hiciste libre y me condujiste por el desierto hacia las tierras que manan leche y miel, y así como tres día reposó el hijo del hombre en corazón de la Tierra, así tres veces fui sumergido en ti, y en ti renací, y viví.

Pero Jesús, aún hoy recuerdo las cebollas de Egipto, me aburro de tu mana, y digo “mejor estaba en Egipto”. Y esa es la mentira más grande, pero cuantas veces mi fragilidad y mi debilidad me han vuelto a hacer ciego y sordo.

Hazme ver y oír, para que así ya no sea terco, y pueda ori tu voz y así nunca ser como en Meribá, cuando nuestros padres te pusieron a prueba aunque había, aunque habíamos visto tus obras.

Jesús, en ti está la vida y la libertad, del árbol de la muerte brota la vida, y ese signo de vergüenza, de necedad y locura, hoy quiero que sea para mí mi orgullo, que sea para mí mi razón de llamarme cristiano, mi razón de seguir adelante, porque ese signo que hoy la sociedad desprecia y oculta por su crudeza, quiero que sea mi día a día, un morir por ti, y solo por ti.

Haz Jesús bendito, que esto no sean bellas palabras, una linda reflexión o una bonita oración, haz Jesús que esto sea un estilo de vida. Reconocer día a día mi debilidad, mi pobreza, mi hambre y que sea de ti, y poder siempre beber esa fuente de agua viva que brota para la vida eterna, y me hacer amar y salir a gritar con mi voz y mi vida que un día fui esclavo en Egipto pero al fin llegué a mi tierra prometida y esta es estar ante ti, la Jerusalén terrena, la Iglesia, que es tan solo el preámbulo de la Jerusalén eterna, donde las palabras serán pequeñas pero grande el amor.

Gracias Jesús por los Moisés’es y los Aarón’es que pones en mi vida, los obispos, sacerdotes, religiosos e incluso los laicos, familiares y amigos por los cuales me hablaras y diriges.

Y sobre todo gracias porque me diste la mejor compañera, María Santísimo, y en ella nos diste la madre que cuida, la muestra que corrige, y la modelo que nos enseña cómo debemos estar, con una espada en el pecho, con dolor (al ver el daño del pecado), con soledad (por seguir a Cristo) pero con la esperanza de que tu eres Dios, tu el camino la verdad y la vida, y que si te tengo a ti, lo tengo todo.

Gracias Jesús, porque en el desierto de mi vida, tú fuiste, eres y serás, la única razón para seguir, de estar aquí, de decir te necesito, te amo… Jesús…

Jesús… te amo…

Ven y hazme tuyo… y solo tuyo…

Tu hijo y amigo…

martes, 11 de octubre de 2011

¿Qué es lo que uno busca en esta vida?

Dentro de cada uno de nosotros está inscrito esa ley natural dada por Dios, fuimos creados a su imagen y semejanza, imagen y semejanza en el sentido que nuestros actos, al igual que los de Dios, implican Libertad y Razón, pero a la vez voluntad, deseo de hacerlo. Por el bautizo se nos concedió una dignidad especial, la de poder ser llamados Hijos de Dios, entonces nosotros poseemos libertad y razón y a la vez la dicha de poder ser llamados hijos de Dios.

¿Qué es lo que uno busca en esta vida? Dinero, títulos, fama, respeto, pero si nos damos cuenta al final lo que todos buscamos es una cosa, y si buscamos esas cosas es porque pensamos que en esas cosas está lo que realmente buscamos, y esa es la felicidad. El fin del hombre es la felicidad, y solo la alcanzaremos viviendo virtuosamente, y no entendamos virtud como habilidad o valor, el vivir virtuosamente debe para el cristiano vivir como un santo, y si suena cucufato, pero ese es nuestro medio para alcanzar nuestro fin. No se salva el curita, la monjita, o el frailecito, el único que se salva es el SANTO, es aquel que de verdad se la cree.

Tu felicidad nunca está en tus bienes, en tus títulos, en tus glorias terrenas, tu felicidad solo la encontrarás en él. ¿Qué buscas, a qué tiende tu vida?

Si por un momento analizamos las cosas, nos daremos cuenta aquello que nos dice San Agustín, y cosa a la cual también han llegado muchos filósofos de diversas religiones, y es que lo que uno realmente busca es una felicidad que nunca encontraremos en las cosas terrenas sino, ahora sí, como dice San Agustín, “nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

Es tiempo de buscar ser felices, y felicidad que podemos gozar desde ya en la esperanza de la gloria futura. Implicará sacrificios, y desde luego, cruz. Pero nunca olvidemos que allí no acaba, sino acabará todo en la Gloria. Lo importante al final no es cuanto caigas, sino cuanto te levantes, cuanto busques luchar. No podemos permitirnos más mediocridad, creemos ser felices porque tenemos un trabajo bueno, y nos justificamos diciendo, es que si no lo hago no como, cuanto nos preocupamos por llenar la pansa de un pan terreno que no salva, cuando al final nuestra alma gime y clama por ese pan, ese divino manjar, que todo lo sacia, “porque al que tiene fe, solo eso le basta”.

De qué nos sirve hermanos transcribir estas lindas palabras si al final no resuenan en nuestros corazones, no podemos permitirnos más ser hipócritas, ser los fariseos del siglo XXI, la Iglesia está llena de cristianos light, cristianos de títulos, de calienta bancas en las iglesias, de gente que cree que porque va a misa ya es bueno, la misa no te hace bueno, lo que hará bueno es que de verdad lo desees, que esperes con ansias el domingo, la hora esperada para poder encontrarte con tu Señor, y lo más importante, el poder recibirlo dentro de ti, y experimentes ese milagro que quiere hacer contigo.

Danos Señor la fe que nos falta, danos el amarte. Es tiempo de levantarnos, de dejar de engañarnos, es tiempo de buscarte a ti, aquel que cambia corazones, aquel que hace milagros, Tu Señor que quieres hacer uno conmigo, aquí estoy, te abro mi corazón y mi vida. Ven y lléname de ti. Amén.

Animo, que la esperanza no defrauda, y aunque perdamos con Chile no importa sabemos cuánto valemos, valemos el precio de la Sangre de Cristo.
Somos sus hijos y estamos llamados a ser grandes!

martes, 4 de octubre de 2011

Lo que nos motive a seguir

Iniciado el mes de Octubre, mes morado por excelencia, creo que es un buen tiempo para acordarnos del crucificado, y como les dije la semana pasada si la memoria no me falla, veamos el crucificado, ese símbolo de locura, de necedad, de vergüenza, pero veámoslo como aquello que es y debe ser para nosotros, símbolo de vida, que nos recuerde cuanto fue su amor, porque debe ser su amor lo que nos haga vivir, lo que nos motive a seguir.

Veamos al Cristo de Pachacamilla, a ese Cristo que aún mueve masas, que congrega a un pueblo, aunque muchos podamos perder la fe, acojámonos al madero del Señor, que él sea nuestro sostén, porque si estamos cansados, hastiados, nos sentimos derrotados y sin fuerzas Él nos acoge, nos guarda en su costado, a pesar de todo Él está allí, a pesar de todo, porque nos ama…

No nos dejemos vencer, sino sigamos adelante, cogiéndonos del madero del Señor, y que Él obre en nosotros cada día el milagro del amor, y de la fe.
Amén.

martes, 27 de septiembre de 2011

Yo los haré libres

Dice en Deuteronomio 6, 20, para que cojan su biblia y revisen!, algo así, “mis padres eran esclavos en Egipto, pero Dios nos liberó con mano grande y poderosa, y obró signos y prodigios contra el faraón…
Nos encontramos ante el recordar que hace el pueblo judío, recordaba su esclavitud en Egipto y se la cuenta a los más pequeños, para que me entiendan tienen que leer =),

Ya para que vean que soy bueno tengo aquí parte de la cita, pero falta el versículo 20, así que búsquenlo y léanlo…

"Mis padres eran esclavos del Faraón en Egipto, pero Yahveh nos liberó de Egipto con mano fuerte y brazo poderoso. Yahveh realizó ante nuestros propios ojos grandes y terribles signos y prodigios en Egipto contra el Faraón y toda su casa. Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la tierra que había prometido bajo juramento a nuestro padres." Dt. 6, 21 - 23


El pueblo Judío que recuerda su esclavitud, y a la vez, la alianza que Dios les hizo, “yo los haré libres, yo les daré una tierra que manará leche y miel”, y el pueblo recordaba con júbilo en la pascua esa alianza cumplida, a pesar de todo, de que el pueblo fue infiel, que mil veces renegó de Dios, lloró por las cebollas que dejó en Egipto, sufrió su castigo, pero al fin recompensa…

Hoy, nosotros no solo celebramos una pascua de esclavitud a libertad, sino de muerte a vida, Cristo Jesús a dado su vida por nosotros en la cruz, y con su muerte nos trajo la vida eterna. Y a pesar de que muchas veces reneguemos en esta carrera de la vida, en este desierto que cruzamos día a día hacia la tierra prometida, hacia la ciudad de Dios que tanto nos habló San Agustín, El Señor está allí para ayudarnos a seguir, y muchas veces creemos que él puede castigarnos, pasando por momentos difíciles, pero es que no nos damos cuenta que al final el castigo uno mismo se lo impone alejándose del amor de Dios, porque recordemos que el infierno no es un honor de fuego, sino es poder saber que Dios es la verdad y felicidad suprema y haberlo rechazado, así pues muchas veces podemos vivir el infierno en la Tierra alejándonos de ese gran amor que a lo mejor Dios te quiere ofrecer, busquemos el bien eterno, ese que no pasa, ese que todo lo satisface, y para esto lo más fácil, ser santos, ser otros cristos para esta sociedad que hoy día grita FUERA LA CRUZ, porque le tiene miedo al sufrir, porque nos hemos acostumbrado al camino fácil, y no queremos darnos cuenta que para llegar al sábado de gloria es necesario un viernes de pasión, busquemos ser santos, aunque nos cueste, aunque tengamos que llorar, que sufrir, si tengo que ser santo en mi matrimonio, en mi relación, en mi trabajo, en mi estudio, en mi hogar, en mi familia, en donde sea, donde sea, todos estamos llamados a ser santos y eso implicará un dar la vida por Cristo, por aquel que es la VERDAD, verdad que nos hace libres…
Pero nos hará libres solo si lo conocemos realmente, si hemos tenido ese verdadero encuentro con Jesús, solo si él nos ha detenido en el camino del Damasco de nuestra vida y nos ha permitido darnos cuenta que nuestra vida puede parecer perfecta pero al final TODO ES LA MAS GRANDE MENTIRA, y al final sufrimos por dentro, sentimos el vacio más grande al no experimentar a ese Cristo que lo ha dado todo por nosotros.


Así como Pablo, él se sentía bueno, un hombre piadoso, obedecía la ley, hombre sabio, de buena condición económica, política y social, alguien justo ante los demás, perseguidor de aquellos que atentaban contra su fe, pero al final todo lo que hacía resultaba vacio porque nunca dio un sentido real a las cosas, hasta que Jesús lo hizo darse cuenta que le falta de él en su vida para que al fin todo tenga sentido.

Pidamos al Señor, pidamos con fe, Señor, permite conocerte, permíteme experimentarte en mi vida, Señor quiero conocerte, quiero amarte, y si tengo que sufrir, enséñame a sufrir y a salir adelante, enséñame, a sufrir por ti, enséñame Jesús. Si el amarte y seguir implica sufrir, enséñame a sufrir, y dame un corazón preparado para ello, para ser santo.
Da lo que mandas y manda lo que quieras dice san Agustín.
Si Dios nos pide amor, pidámoselo; si Dios nos pide fuerzas, si Dios nos pide sufrir, si Dios nos pide lo que sea, el nos brindará los medios para que así concluya la obra que ha iniciado, pero te aseguro que no lo hará si tu no lo pides, por ello dice San Agustín “el Dios que te hizo sin ti, no te salvará sin ti”.

Por último, San Agustín nos dice “creo para entender, y entiendo para seguir creyendo”, reconozcamos la actuación de Dios en nuestras vidas, y pidámosle que siga actuando, para que así encontremos aquello que le da un sentido a nuestra vida, pero no algo que escapa de la razón humana, sino algo que la ilumina y a la vez nos ayuda a seguir.


Danos Señor un corazón como el tuyo. Un corazón abierto a recibir tu amor y abierto para transmitirlo a los demás, un corazón que esté preparado para darlo todo por ti, un corazón que tenga hambre y sed de ti, del Dios vivo. Amén.

martes, 20 de septiembre de 2011

Busquemos con fe al Señor

Nos dejó San Pablo estas sabias y valiosísimas palabras “en mi debilidad se demuestra tu fortaleza”, y es que para el corazón que de verdad se ha dejado amar por el Señor, por más veces que caigamos, siempre está el Señor para levantarnos y actuar en nosotros, y lo que digo siempre, es importante no cerrarnos a la gracia del Señor, sino pedirla con insistencia día y noche, para que así el pueda actuar en nuestras vidas y renovarnos día a día.

Busquemos con fe al Señor, pero también con perseverancia, fidelidad, agradecimiento y paciencia. Busquemos al Señor en el hermano, en la palabra, y sobre todo en la Eucaristía, porque toda obra que no es movida por el Señor es vacía, porque al final no nos mueve el amor supremo y perfecto, y toda fe que no posee testimonio de vida es inútil.

Buscad al Señor, y al encontrarlo vayamos a anunciarlo a este mundo que hoy tanto lo necesita.

martes, 13 de septiembre de 2011

Qué es lo que te motiva?

Día a día cada uno realiza sus actividades, se levanta se ducha, se viste, desayuna (si tiene tiempo), sale al trabajo, universidad, mercado, lo que sea, uno tiene mil cosas por hacer, mil quehaceres, pero la cuestión es por qué lo haces, cuál es el motor de tu vida, es quizás tu familia, tu pareja, tus hijos, tus amigos, tus papás, cuál es? Y es algo interesante, un día que se levante temprano, antes de lo pensado pónganse a analizar por qué me levanto o me voy a levantar esta mañana, qué me mueve, o simplemente el despertador sonó y ya me tengo que levantar y cumplir con mi rutina de todos los días.

Y creo yo que debe ser algo importante lo que nos haga dejar algo tan placentero como estar en una camita calientita durmiendo… y muchos dirán quizás, no es que me levanto porque tengo que estudiar o trabajar, para qué para poder tener algo que comer, y sí tiene cierto sentido en una sociedad en la cual muchas veces todo corre y todo sigue su ciclo por decirlo así, pero la pregunta de fondo es, qué es aquello que le da pasión a tu vida, qué es lo que te motiva?

Y miren uso la palabra pasión, es una palabra algo fuerte si quieres verlo así, pasión, así como la pasión por el futbol, o por los pasteles, pasión es aquello que hace que tu corazón arda y te mueva hacer un postre o ver un partido.
Me quedo con el ejemplo del futbol, por ejemplo, la selección no es wau, y muchas veces la gente comenta “qué vas a ver el partido, que iluso”, y sí creo que la pasión incluye algo de ilusión, es no perder la esperanza y luchar por aquello que se quiere. El apasionado por el futbol ve los partidos, sí, a veces sufre al ver su equipo perder, pero no pierde la esperanza, sigue persevera, va al estadio, apoya a la hinchada, grita, se emociona, si tiene trabajos de por medio los sacrifica un día para poder ver el partido o ir al estadio. Y así cada uno puede tener su pasión, algunos puede ser el futbol, un grupo musical, un programa de Tv, lo que sea… Pero si te das algún día el equipo perderá, y perderá y dejará de ser importante, el grupo musical se desintegrará, el programa de tv se acabará y podrás ver la repetición pero ya no será igual, algún día el postre te empalagará y dirás ya no más. Pero yo conozco aquel manjar del cual uno puede satisfacerse siempre pero sin estar harta jamás, ese divino manjar que mueve la vida de miles de personas.

Hoy en día muchos dicen que el cristianismo está pasado de moda, que la Iglesia es anticuada, que ya no vale la pena, y yo me pregunto, no vale la pena aquel al cual un día le dije sí, porque no olvidemos que el día de la confirmación confirmamos libremente nuestra fe en JESUS, en ese Jesús que dio su vida en la cruz por ti y por mi por amor, y al tercer día resucitó, y estas son cosas que repito todo el tiempo porque inclusive yo aun no logro entender ni creérmelo del todo, y sé que el día tu y yo lo hagamos comprendamos de verdad el valor del sacrificio del Señor, y que eso no acabó en la muerte sino que vino después la gloria que también nos espera a nosotros, el día que comprendamos ese gran misterio, ese día… ese día veremos nuestra vida con otros ojos… pero hoy, ahora debemos de luchar día a día, dejarnos transformar por el Señor, que él sea el motor de nuestra vida, lo que nos apasione, lo que nos mueva vivir coherentemente, luchar por nuestra salvación. Si me despierto es por EL, si estudio es por EL, si me alimento es por EL, si trabajo es por EL, si amor es por EL, es porque lo veo a EL en la otra persona, es porque la otra persona que tengo a mi lado es otro Cristo, es la persona que EL escogió para mi, sí será chinche, feo, espeso, aburrido, me caerá mal, pero esa persona es la que hoy te pide Dios que ames, como si fuera él, y el día que nos decidamos amar como EL nos amó, ese día la otra persona se dirá y a ti que te pasó? Y tú le dirás es Jesús, simplemente, es Jesús, y el te dirá que eres protestante, mormón testigo de Jehová, y tu le dirás, no soy católico. Y ese día podrás haber ganado otro hijo para nuestro Dios.

Dios es quien debe hacer arder nuestro corazones, si corregimos lo hacer por amor, si perdonamos por amor, si callamos por amor, si gritamos por amor, si trabajamos por amor, si estudiamos por amor, si algo, por amor, por Cristo, por nuestro Dios.
Que el Señor nos ayude en el momento de subir la cuesta a cargar la cruz de cada día, y que el haga arder nuestro corazones de amor hacia él, porque como dice nuestro padre San Agustín y es algo que me repito día a día, nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.
Amén.

Dice que el hombre tiene un fin, un peso, hacia el cual va, y San Agustín dice Dios es mi peso, hacia donde yo voy, y él nos da la forma de ir hacia EL, nos dice dejémonos abandonar hacia EL, confiemos, soltémonos, y caeremos, pero caeremos hacia lo alto.

martes, 6 de septiembre de 2011

Cantar es propio del que ama

Allí donde dice San Agustín “el que canta ora dos veces” también dice, “cantar es propio del que ama”.

Cuando uno alabaza, agradece o lo que sea a Dios por medio del Canto, hace oración, pero lo que me gusta es eso que dice san Agustín, es el corazón que realmente ama, el que es movido por este amor a entonar a Dios ese cántico nuevo, de alabanza, cántico que nunca han oído los oídos humanos, y que no lo pueden entonar las lenguas de los mejores tenores, sino simplemente el corazón que se ha dejado amar por Dios, y este canto es oído tan solo por Dios.

Canto, que no es bonito, porque algo bonito o feo es algo que uno percibe, osea depende de los sentidos y es subjetivo, en cambio, ese canto es Bello, implemente es bello, porque participa de la belleza en sí, belleza en sí que es Dios, Dios que hace arder nuestros corazones de amor y que nos mueve él mismo a entonarle ese canto de amor.

Busquemos pues que nuestra vida sea ese canto agradable a Dios, ese canto que es auténticamente bello, y con el cual atraerá a muchos, y los moverá a los demás a buscar cantar igual con un solo fin, el de poder tener una sola alma y un solo corazón hacia Dios.

Porque en un coro, todos tenemos diferentes voces o tonos, y seguro cada uno separado suena… feo, pero cuando estamos en conjunto, en grupo, podemos producir un canto que es bello, es hermoso, y como les dije, participa de esa hermosura que es antigua y tan nueva… que es el Señor.

Amén.

martes, 23 de agosto de 2011

Busquemos al Señor

En estos días en los que nos preparamos para la celebración del más sabio de los santos y el más santo de los sabios, hay un comentario que hace él a un salmo, en el cual toma literalmente una parte del salmo, pero bueno fue gracias a este comentario que le tomé mayor atención a esta parte del Salmo 26, que inclusive creo que ya se los comenté, pero igual, les comparto lo que llevo dentro, y dice así “una cosa pido al Señor, eso buscaré, habitar en su casa por los días de mi vida…” eso buscaré, busquemos al Señor, día a día, sin miedo, sino con esperanza de encontrar a aquel que nos da fuerza para seguir adelante y es por quien recibimos todo, y es momento creo yo de hacernos una pregunta importante, estoy preparado para morir, si mañana algo pasase y falleciera, como estoy, me siento preparado, listo para partir al encuentro del Señor, estoy listo para que el momento llegue, o aun hay cuentas que saldar, cosas por ver, situaciones que he evitado, miedos por enfrentar, pecados que vencer, rivalidades que superar, en otras palabras, si mañana muero, podré contemplar a Dios cara a cara, y sí lo haremos todos, a excepción que alguien haya renegado de fe (pero eso es tema aparte), todos lo veremos, ya sea al instante, o luego de la purificación, pero creo que nuestro objetivo es poder verlo el mismo día que partamos de este mundo terreno a la casa de los cielos, a la Patria.
Debemos de estar preparados, tener miedo a morir y no estarlo, ese es el Santo temor de Dios del cual nos abran las bienaventuranzas, y el cual todos debemos tener.
No podemos ser sepulcros blanqueados, impecables por fuera, y llenos de podredumbre por dentro, es tiempo de revestirnos del Señor, como dice San Pablo, y correr la carrera para la cual hemos sido llamados, la de la Santidad, luchar por la corona que nos se marchita, por aquella que realmente vale la pena, porque las glorias terrenas se quedan en la tierra, las personas pasan, los bienes se acaban, pero EL siempre estará allí, EL es el inicio, EL es el fin…

“Por eso, junto con el salmista, repítete siempre «una cosa pido al Señor, eso buscaré, habitar en la Casa del Señor por los días de mi vida, contemplar al Señor lo hermoso de su templo»…” (S.A.), porque, ya para acabar, como dice nuestro Padre San Agustín, “nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón no estará quieto hasta que descanse en ti”, Tu Señor eres quien nos mueve, pero nos mueve hacia ti.
Hagamos pues que todas nuestras obras sean agradables al Padre, y busquemos con ellas nuestra santificación y la gloria de Dios.
Amén.

martes, 9 de agosto de 2011

Quién dices que es ÉL?

En este mes agustiniano, hablar algo pequeño con respecto a la caridad fraterna, dice San Agustín en su regla, en el primer numeral, "amemos a Dios y luego al prójimo pues estos son los principales mandamientos", estos son los principales mandamientos, amar a Dios y luego al prójimo, porque si no hay un encuentro sincero con Dios, nunca lo habrá con el prójimo.
 
Pero el amor a Dios no se limita a ir a misa los domingos y rezarle de vez en cuando, el amor de Dios implica tres cosas, negación de uno mismo, cruz y seguimiento, porque sino como ya he dicho en otra veces viviremos engañándonos, creyéndonos los buenos, los "cristianos" cuando al final seremos otros mediocres más, Este amor debe de ir de la mano con la FE una fe en Dios, en un Dios vivo, que actúa en nosotros día a día, y luego podrá ser, como decía, de este encuentro sincero con Dios, que surja el amor al prójimo, a aquel que nos rodea.
 
Yo hoy, en algo breve, quiero invitarlos a no tener miedo al Señor, a confiar, pero sobre todo a entender lo que significa AMAR a Dios, a quien tanto nos amo, para poder así luego de poder experimentar su amor, anunciarlo, y amar a los demás, porque es bonito hablar de teorías, y de lo que otros han vivido, pero es mejor hablar de la experiencia propia, de como nosotros nos hemos sentido amados y salvados por el Señor. Y para ello les dejo una pregunta que es importante hacerse de tiempo en tiempo, y q yo también busca hacerme, ¿quién es Dios para mí?
 
  • Para Abraham fue el que le dio un hijo.
  • Para María, el que me cubrió con su sombra.
  • Para Juan el Bautista, al que tanto anunciaba.
  • Para Juan Evangelista, al que vi morir.
  • Para la Magdalena, al que vi resucitado.
  • Para Pedro, al que negué, me perdonó y me amó.
 
Para mí, es por quien estoy en esta casa, y por quien sigo, y por quien quiero decir SI.
 
Y para ti, quién dices que es EL...
 
Animo, que la esperanza no defrauda, esperemos en el Señor, que de él emana la fuente de la vida. Amén.

martes, 26 de julio de 2011

Buscar a Dios

Siendo este el mes de la Patria, me ponía a pensar, cual es nuestra Patria, y claro, somos peruanos, y somos libres, y seámoslo siempre, pero estudiando para mis exámenes tuve que leer De Civitate Dei o La Ciudad de Dios de nuestro Padre San Agustín, y en ella San Agustín decía “dos amores construyen dos ciudad, el amor a lo terreno a la Ciudad Terrena, el Amor a Dios, a la Ciudad de Dios”, entonces pues, me preguntaba ¿qué amor tengo yo? Un amor que tiene a Jesús en el medio, o un amor que aspira a lo terreno, qué corona busco la corona de gloria de los hombres (ser reconocido, ser apreciado, la fama, el placer, el dinero) o la corona de gloria que no se marchita y que la da Dios a los que ganan la carrera. No olvidemos que este amor a Dios tiene a Jesús en el medio pero tiene como camino la CRUZ, porque el cristiano no puede olvidar la cruz, porque la cruz es el camino para la resurrección, para la Gloria Eterna. Pero este camino de cruz, que nos lleva a la resurrección solo se toma por el amor y con amor, y esto implicará quedarnos solos, tener que ser rechazados, olvidados, despreciados, dejados de lado, pero no olvidemos que ha esto hemos sido llamados, nuestra vocación no es ser admirados por los hombres, sino lo contrario, ser despreciado por los hombres para así solo aspirar a la admiración verdadera, aquella que es fruto del amor, aquella que es de Dios.

Yo los animo, una vez más, y me animo también a mí, a buscar a Dios con sinceridad, reconociendo nuestra limitación, que lo necesitamos a él, y a la vez teniendo el valor de día a día ser signo de contradicción para este mundo que necesita testimonio de vida, porque habladores ya hay muchos ahora necesitamos gente decidida a una sola cosa, QUERER SER SANTOS, y santos no son aquellos que están todo el día rezando y calentando un sitio en la Iglesia, santo es aquel que sabe en lo cotidiano agradar a Dios, y que sabe reconocer en su prójimo a Cristo, lo demás vendrá por añadidura, porque solo el corazón que busca agradar a Dios y ve en los demás a Dios se dará cuenta que no se puede vivir lejos de él, de su morada

Que Dios nos impulse a día a día a buscarlo y amarlo, el amor mueve montañas, y el amor que Dios nos tiene nos hace vivir, respondamos a su gran amor con más amor.