martes, 26 de julio de 2011

Buscar a Dios

Siendo este el mes de la Patria, me ponía a pensar, cual es nuestra Patria, y claro, somos peruanos, y somos libres, y seámoslo siempre, pero estudiando para mis exámenes tuve que leer De Civitate Dei o La Ciudad de Dios de nuestro Padre San Agustín, y en ella San Agustín decía “dos amores construyen dos ciudad, el amor a lo terreno a la Ciudad Terrena, el Amor a Dios, a la Ciudad de Dios”, entonces pues, me preguntaba ¿qué amor tengo yo? Un amor que tiene a Jesús en el medio, o un amor que aspira a lo terreno, qué corona busco la corona de gloria de los hombres (ser reconocido, ser apreciado, la fama, el placer, el dinero) o la corona de gloria que no se marchita y que la da Dios a los que ganan la carrera. No olvidemos que este amor a Dios tiene a Jesús en el medio pero tiene como camino la CRUZ, porque el cristiano no puede olvidar la cruz, porque la cruz es el camino para la resurrección, para la Gloria Eterna. Pero este camino de cruz, que nos lleva a la resurrección solo se toma por el amor y con amor, y esto implicará quedarnos solos, tener que ser rechazados, olvidados, despreciados, dejados de lado, pero no olvidemos que ha esto hemos sido llamados, nuestra vocación no es ser admirados por los hombres, sino lo contrario, ser despreciado por los hombres para así solo aspirar a la admiración verdadera, aquella que es fruto del amor, aquella que es de Dios.

Yo los animo, una vez más, y me animo también a mí, a buscar a Dios con sinceridad, reconociendo nuestra limitación, que lo necesitamos a él, y a la vez teniendo el valor de día a día ser signo de contradicción para este mundo que necesita testimonio de vida, porque habladores ya hay muchos ahora necesitamos gente decidida a una sola cosa, QUERER SER SANTOS, y santos no son aquellos que están todo el día rezando y calentando un sitio en la Iglesia, santo es aquel que sabe en lo cotidiano agradar a Dios, y que sabe reconocer en su prójimo a Cristo, lo demás vendrá por añadidura, porque solo el corazón que busca agradar a Dios y ve en los demás a Dios se dará cuenta que no se puede vivir lejos de él, de su morada

Que Dios nos impulse a día a día a buscarlo y amarlo, el amor mueve montañas, y el amor que Dios nos tiene nos hace vivir, respondamos a su gran amor con más amor.