miércoles, 27 de octubre de 2010

Fiesta del Señor de los Milagros

Ahora, a vísperas de la Gran Solemnidad que hay en toda Lima por motivo de la Fiesta del Señor de los Milagros! He preparado una reflexión morada =) Aunque claro, esta vez la haré cortita para que ustedes la lean rápido, y yo me pueda ir a dormir, =)


Cuando vemos al Cristo de Pachacamilla, que vemos, una imagen más de un Cristo crucificado. Hoy que pude estar frente a la imagen, contemplándola y orando, me di cuenta de algo sencillo, pero importante, y es justo lo que nos dice el Evangelio de mañana: “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único” para que todo el que tenga fe en él se salve y tenga vida y vida eterna.


Y creo que en esto radica el misterio del cristiano, y es algo que les he venido repitiendo estas semanas. Es la cruz la máxima demostración de amor, que ha tenido el Señor para con nosotros, y es a la cruz a donde él nos llama, a que nosotros podamos dar la vida también, por él, por los que nos rodean, por los que más queremos, e incluso por los que no.

Acabo esta pequeña reflexión repitiendo las palabras del evangelio, “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único”. Ánimo, no se desalienten y sigamos en esta carrera hacia el Señor, guiados siempre de la mano de María, en la ruta de la Caridad, del amor verdadero.

miércoles, 20 de octubre de 2010

La Fraternidad

Hemos hablado de la oración, de la eucaristía y la penitencia, y les pedí que me mande posibles temas para conversar, y como no me han mandado nada, así que se me ocurrió hacer una pequeña reflexión sobre algo que justo me enviaron, y era sobre el milagro de los 33 mineros chilenos.

Y sí no, qué bonito que hayan sobrevivir, y los hayan podido rescatar, pero vamos a lo que me comentaban en esos correos, hablaban de como el trabajo en equipo, la confianza, el saber apoyarse en el prójimo, y saber cuidar de él fue lo que les permitió seguir adelante y no rendirse, sino conseguir seguir adelante y sobrevivir tantos días encerrados.

Bueno, veamos... Más de lo bonito que es que hayan podido sobrevivir, vamos a lo que tanto se comentaba en estos mails. La Fraternidad, la comunidad, algo que me gustó que leí fue lo siguiente, cada uno asumió la responsabilidad de cuidarse a sí mismo y cuidar al compañero.

Hay algo que me parece hermoso, pero inclusive aquí uno puede encontrar la perfección absoluta, lo radical, "no hay mayor amor de aquel que da la vida por sus amigos".
Y es justo lo que Cristo hizo, dio su vida por amor, no le importó él, si estaba cansado, o ya no podía, el siguió hasta el fin, ya no se preocupó por él mismo, sino por los demás, porque sabía que con esto nos daría la vida eterna.

Este es el verdadero amor, el amor que da la vida por los amigos, que es incluso, capaz de morir a uno por el otro. Y sí, lo que han hecho esos mineros es admirable, y algo grande, pero no necesitamos estar atrapados para actuar así, porque tenemos que esperar los momentos difíciles para poder trabajar en equipo, porque esperamos el momento de dolor para reunirnos y reencontrarnos, porque esperar la dificultad para pedir ayuda, porque esperar la desgracia para hacer las paces. PORQUE SI HAY UNO QUE ME AMO A TAL EXTREMO, YO, YO AUN NO PUEDO PERDONAR, porque aun guardo rencor, porque ignoró los problemas, porque no olvido lo que ya pasó, porque no soy capaz de ser tan valiente como EL y amar como él me amó o mejor, me ama.

Y saben porque, porque lo podemos recibir si quieres, todos los días, pero si no tomamos conciencia de a quien recibimos, o en quien decimos creer, todo queda en meras palabras y gestos. La cristiandad más que proclamarla, SE VIVE, yo no tengo un título de cristiano, el del lado no me va a decir mira es cristiano porque tiene su CARTON DE CRISTIANO, no debe decir este ES CRISTIANO PORQUE VIVE COMO VIVIÓ CRISTO. ESTE ES OTRO CRISTO. Y para poder ser otro Cristo es sencillo, solo necesitamos algo, la GRACIA, la GRACIA ese gran amor que Dios derrama sobre nosotros, la fuerza de su Espíritu. Una vez dijo San Agustín que él intentó ser bueno puso todo su esfuerzo y no lo logró, y fue recién cuando aceptó al Señor de verdad, de corazón que logró ser de verdad bueno, logró ser Santo, porque el Señor derramó su gracia sobre él, así como la quiere derramar sobre nosotros, y lo que sucede es que día a día nos cerramos a su gracia y a su amor, y ponemos nuestra cara dura, nuestra indiferencia, nuestro NO NO, eso no es para mí. Y MIREN!!! Si tu y yo decimos ser cristianos, profesamos nuestra fe en Jesús, es porque creemos en su Gracia y en que él por medio de su Espíritu puede actuar en nosotros.
Como les he dicho muchas veces pidan y se os dará, que decía el evangelio del domingo que pasó, el juez injusto que aunque sea por tanto pedirle accedió, cuanto más nuestro Padre del Cielo que tanto nos ama no nos hará justicia.

Hermanos, debemos pedir con fe, con amor, con confianza, con esperanza. Y mantenernos unidos, con firmeza, con fe, en la Eucaristía, en la Oración, en contacto intimo con Dios, y buscar, no cesar de buscar, porque el que busca encuentra, y no busquemos tan lejos, Noli foras ire, in teipsum reddi, no vayamos fuera, busquemos dentro de nosotros como dice nuestro Padre, porque Yo por fuera de buscaba y tú estabas dentro.

¿Dónde debemos de buscar la gracia pues? En Jesús, en Cristo, en nuestro Dios, en la oración, y la eucaristía, y sobre todo en la Comunidad, en la Fraternidad, porque allí donde dos o más estén reunidos, allí en medio estoy yo, nos dice el Señor. Es también en el hermandad donde debemos de encontrar al Señor, y es en el hermano en quien debemos cogernos, para apoyarnos y también para ser apoyos para ellos, porque es muriendo a mí, por él, por el Señor que vive en él, que encontraremos la verdadera felicidad, y la vida. Porque el que quiera guardar su vida la perderá, pero el que la pierda la ganará.

No nos dejemos vencer en este camino de perseverancia y camino en y hacia el Señor, vivamos día a día radicalmente lo que profesamos, y no dejemos que este mundo nos venza, porque hoy en día esto es solo para valiente, pero no, repito, NO es solo para los consagrados y los curitas, sino para los Santos, y ser santo no es cosa de uno dos, es cosa de todos, repito, ser SANTOS, así como la defensa civil, ES TAREA DE TODOS.
Dios no nos ha llamado a ser mediocres, sino a ser buenos y más que bueno, los mejores, porque tú y yo no valemos poco sino su SANGRE, la de nuestro Dios en la Cruz porque nos amó.

Fuerza, animo, no, nunca dejemos de seguir adelante, de luchar, y así lograremos realmente ser felices, aunque el mundo nos grite lo contrario.
Recuerda TU hermanito, hermanita, TU, no has nacido para ser uno más del montón, TU has nacido para ser algo más, algo diferente, para ser cabeza, para ser discípulo, apóstol, profeta de Dios, y el profeta de Dios no está sentado callado, esperando que el otro quiere cambiar, el CAMBIA, y GRITA, PROCLAMA que su Dios está vivo.

¡ANIMO! ¡¡¡VAMOS!!! QUE SI SE PUEDE, esto es solo para loco, esto es solo para VALIENTES
ESTO ES SOLO para cristianos de verdad, como lo debemos ser tú y yo, hoy, y ¡siempre!

Fuerzas, y seguid adelante, sin desfallecer, cogiéndonos siempre de las manos de nuestro Dios, de esas manos perforadas por los clavos que nos dan ese grito de aliento que tanto necesitamos para continuar!

viernes, 15 de octubre de 2010

La Reconciliación, el volver a Dios

Pensando, que podía tocar, y continuando los anteriores temas de la oración, y la eucaristía, ahora tocaremos el tema de ¡la Reconciliación!
El volver a Dios.

El pecar es parte de la naturaleza herida del hombre, herida a consecuencia del pecado original.

El hombre renunció a la amistad que tenía con Dios, y se alejó de Él. Pero Dios envió a su Hijo, el cual con su sangre derramada en la cruz nos rescató, y pagó el precio más alto por nosotros, porque nos amaba, y en esto, es miren, es precisamente en esto donde radica el misterio de Dios, del cristiano, de nuestra fe, de nuestra Iglesia, como dice Jn 3, 16. "De tal manera amó Dios al mundo que envió a su hijo único...", nosotros no valemos poco, valemos la sangre de Cristo. Así pues como podemos estar alejados de aquel que nos amo, simplemente no amo, no le importó nuestras miles de faltas, nuestro pecados, nuestros errores, el lo borró todo en la cruz.

Y ahora tu me dirás, allí está ya lo borró todo, ¿por qué tengo que confesarme entonces? Porque fue su mandato, sencillo pequeño, "a quien le perdonen los pecados le quedan perdonados, a quien se los retengan les quedan retenidos" y porque, por la razón que él nos ofrece su salvación de manera libre, no te va a dar algo que tu no deseas, si de verdad quieres aceptar su sacrificio pues lo vives, día a día de una manera más intensa, y donde vives ese sacrificio, en la Eucaristía, en la santa Misa, pero no es simplemente oír, poco después todo queda en palabras, en el aire. Nosotros tenemos los griegos, oír su palabra, asimilarla y hacerla viva. Dios nos habla, oímos su vos, la acogemos, y al acogerla, si de verdad la hemos entendido comprenderemos que para hacer su palabra vida es necesario recibirlo dentro de nosotros, así Dios que es infinito y grande y que nada lo puede contener, lo encontramos al mismo tiempo contenido en algo tan pequeño como ese pedazo de pan.

Así pues, para acogerlo, para ser participes de su sacrificio es necesario que encuentre la casa limpia, ordena, y que no haya ya otro huésped dentro. Así, la manera de limpiar y ordenar la casa, y vaciarla para el mejor es la penitencia, reconocer nuestra limitación, nuestra debilidad, que no podemos hacer mucho por cuenta propia y que necesitamos de Él. El es el buen Pastor, que da la vida por las ovejas, y que cuando uno se pierde deja las 99 y va en su búsqueda, y al encontrarla se alegra.

Dios espera con ansias encontrarnos, para que así su felicidad sea plena, pero,... pero.... pero ¡¿POR QUE si Él desea encontrarnos, nos escondemos?! Buscamos el camino fácil del pecado, preferimos dejarnos vencer por la tentación, por nuestro orgullo, por nuestra soberbia, porque nos cuesta, porque si decimos ser cristianos, nos cuesta humillarnos ante nuestro Dios, El que no dudo en subirse en esa cruz por ti y por mí.
Te dices cristiano, y ¿por qué no vas a misa? porque críticas al curita, que si, es igual de pecador que tu, pero ¿por qué te fijas en la paja de su ojo y no en la roca del tuyo? porque te justificas, porque eres cobarde y no aceptas, si me equivoque.

Algo que una vez comprendí que no hay mayor valiente que aquel que da la cara, que no teme reconocer su error, y que no teme el pedir perdón, porque el pedir perdón es de valiente, de valiente que comprender que el perdonar es morir a uno, morir a lo que se quiere, es vivir como EL vivió, aquel que le decimos Dios.

Este es un mes morado, saben porque es mes morado, por el Señor de los Milagros, un Cristo yaciente, en la cruz, humillado, doliente, es un mes morado porque el morado significa PENITENCIA, conversión, es un mes como se le ha llamado, de la cuaresma peruana, un mes para recapacitar, para reflexionar, para vivirlo de verdad, como cristianos, y no como un mediocre más de esta sociedad que va a pedirle su milagrito, que busca el milagro del Señor y no al Señor de los Milagros.

Yo los invito hermanos a que recapacitemos en cómo es nuestra relación con el Señor, ¿es sincera, o vivimos justificándonos...? Y también, porque los conozco, y seguramente irán aunque sea un día a venerar la imagen del Cristo Morado, a que vayamos con esa actitud, humilde, sencilla, buscando en ese Cristo agonizante el perdón y la paz. Acerquémonos al sacramento de la reconciliación, y no esperemos el pecado mortal, si tenemos la gracia, la dicha de tener un sacerdote cerca aprovechémoslo, porque no olvidemos que tenemos en casa testimonios de lo que no es tener una ayuda espiritual cerca, aprovechemos nuestras facilidades y busquemos recibir a nuestro Dios con un corazón completamente limpio.

No olvides que Dios está allí, esperándonos siempre, con los brazos abiertos, porque es como ese Padre, que al ver a su hijo que salió de su casa volver, sale a su encuentro y lo viste, y coloca en su dedo un anillo de nuevo, ese anillo que es símbolo de la relación del Padre con el Hijo. Para nosotros el vestido es el vestido de la Gracia, que nos limpia de todo pecado, y el anillo, es el mismo Cristo, en la Eucaristía.

viernes, 8 de octubre de 2010

El sacramento del amor de Cristo

Les he comentado en las últimas entradas sobre la oración, que necesitamos de la fe, la sinceridad y la confianza; y cuando oremos debemos entregarnos por completo a Dios, y entregarle todo lo que tenemos, debemos también pedirles con fe y esperanza, y debemos, claro está, ser siempre agradecidos.

Ahora bien, para orar hay muchos medios, muchas formas y maneras, por ejemplo ayer celebramos el día del Rosario (7 de Octubre, fiesta de Ntra. Sra. Del Rosario). El rosario por ejemplo es una bella oración la cual, como oí un día, es como ver un álbum de fotos, es estar viendo el álbum de fotos de la Virgen María sobre la vida de su hijo. Creo que entienden la analogía… ¿no?!

Bueno, pero no vengo a hablarles del rosario el día de hoy, aunque podría ser un tema interesante… pero bueno, hoy quiere hablarles de la Eucaristía, el sacramento del amor de Cristo como se le conoce.
El sacramento del amor, la presencia misma de Jesús. No es que ese pan representa a Jesús, o nos recuerda a Jesús, es el mismo Jesús quien se hace presente, y que tenemos el honor de consumir de llevar dentro.
Cuando comulgamos tenemos al mismo Jesús dentro de nosotros, lo ingerimos, si lo vemos desde un punto de vista científico, es un pedazo de pan, una galleta, la comemos, llega al estomago, se disuelve, pasa por los intestinos y se absorben los nutrientes y minerales necesarios y estos se envían al torrente sanguíneo y así a todo el cuerpo, al final las células las asimilan y se forman parte de uno, así al final, el pan se vuelve para de nosotros, de una manera u otra, ahora, este pan es Cristo, y Cristo se hace uno con nosotros, no solo espiritualmente como oímos siempre, sino literalmente.

Al tener a Jesús, al Señor, aquel que es Dios, que es grande, infinito, se hace pequeño por amor, y esto no es renunciar a su grandeza o su divinidad, sino es Amor. Dios, Jesucristo, sigue igual de grande y divino dentro de nosotros. Actuando en nosotros. Orar ante el Señor en el Santísimo Sacramento, es comunicarnos con el Señor, si quiere decirlo así, cara a cara, es tener a tu Señor a tu Dios, aquel que ha velado por nosotros desde que somos niños, pequeños, y para quien siempre seremos sus niños pequeños.
Es en Cristo Eucaristía, donde la intimidad con el Señor es más profunda, donde ya no hablas, por decirlo así, por teléfono, o ya no hablas con él por medio del chat, sino, que al orar frente al Sagrario, ante el Santísimo, lo haces cara a cara.

Y al tenerlo dentro de nosotros, Él nos ayuda a que la oración no quede en meras palabras, sino que nuestra oración se vuelva vida. Vida que Él nos da, que Él vivifica, renueva, purifica.

Una vez más los invito a perseverar en la oración, Orad sin desfallecer, nos dice el Apóstol, y si podemos hacerlo ante el mismo Señor, si podemos darnos esa fuga a una capilla o una Iglesia, o tenemos la oportunidad de ir a una Adoración, no despreciemos la invitación abierta que nos hace el Señor todos los días, y aún más la oportunidad única que tenemos, de tener cerca a nuestra casa, trabajo, en cualquier parte del Perú una capilla, hasta la más modesta, donde está el Señor esperándonos.

No olvidemos que Cristo es, como dice San Agustín, el Sacramento de unidad, el vínculo de caridad, en es Cristo donde hallaremos la unidad de mente y corazón, como grupo de amigos, como comunidad como familia, una vez más les recuerdo algo que he dicho varias veces, Familia que ora unida, permanece unidada. Entonces es en la Eucaristía donde hallamos la unidad de mente y corazón, y donde está el vínculo de la caridad, el amor, el amor verdadero.