Nos dejó San Pablo estas sabias y valiosísimas palabras “en mi debilidad se demuestra tu fortaleza”, y es que para el corazón que de verdad se ha dejado amar por el Señor, por más veces que caigamos, siempre está el Señor para levantarnos y actuar en nosotros, y lo que digo siempre, es importante no cerrarnos a la gracia del Señor, sino pedirla con insistencia día y noche, para que así el pueda actuar en nuestras vidas y renovarnos día a día.
Busquemos con fe al Señor, pero también con perseverancia, fidelidad, agradecimiento y paciencia. Busquemos al Señor en el hermano, en la palabra, y sobre todo en la Eucaristía, porque toda obra que no es movida por el Señor es vacía, porque al final no nos mueve el amor supremo y perfecto, y toda fe que no posee testimonio de vida es inútil.
Buscad al Señor, y al encontrarlo vayamos a anunciarlo a este mundo que hoy tanto lo necesita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario