Bueno, ya que estamos próximos al inicio de la Cuaresma tan solo recordarles como se encuentra Jesús en la cruz, con los brazos abiertos, abiertos a todos, tanto a justos como a pecadores, a aquellos que tiene cerca y a aquellos que se han alejado de él, porque su amor no tiene medida, tal fue su muestra de amor que dio su vida por ti. Este tiempo de penitencia, de recapacitación que nos sirva para reconciliarnos y acercarnos más a Dios. Recordemos pues que Semana Santa no es un tiempo de vacaciones, de relajo, es un tiempo de oración, de alabanza, de amor, y para celebrar la Pascua de nuestro Señor hay que estar preparados.
Orad sin sesad. Preparémonos, con la oración, el ayuno y la penitencia, para que así, nuestra humilde y sencilla ofrenda suba gustosa a los ojos del Señor, porque todo lo que hacemos, por más pequeño que sea, es agradable ante los ojos de Dios si lo hacemos con amor, que sea el amor, la caridad, lo que nos mueva a hacer y actuar. Nunca olvidemos que cuanto hagamos con estos, sus más pequeños, con EL lo hacemos.
Animo, y preparemos nuestro corazón a la medida del amor, y como dice nuestro Padre San Agustín, la medida del amor es el amor sin medida.