Ya próximo el fin de este año litúrgico, y a las puertas del adviento, el domingo que viene, creo yo que es un buen tiempo para dos cosas.
La primera, analizar cómo ha sido nuestra vida cristiana. ¿Cómo hemos vivido este año, hemos vivido a la altura de un cristiano de verdad, o hemos sido uno más del montón que se ha conformado con su vida mediocre, un cristiano light más de los miles que hay? ¿He tomado a conciencia el gran llamado que me hace el Señor, ese llamado a la Santidad? He valorado el Sacrificio de Amor del Señor buscando responderle de igual manera, y con esto les comento algo que me dejo así bien marca, e incluso algo tarado esta semana que pasó, y es justo el evangelio que se leyó el día sábado 13, cumpleaños de nuestro Padre San Agustín, que decía “Pasen benditos de mi Padre, porque tuve Sed y me diste de bebed, tuve hambre y me diste de comer, estuve desnudo y me vestiste, sin techo y me hospedaste, enfermo y fuiste a visitarme, en la cárcel y fuiste a verme. Y ellos le respondieron, pero Señor cuando te hemos visto con sed y dado de beber, o con hambre y dado de comer, o desnudo y te vestido, extranjero y te hospedamos, y cuando te vimos enfermo o en la cárcel y te fuimos a ver. Y Jesús le respondió: Cada vez que hacían esto con cada uno de mis hermanos, conmigo lo hacían”. Mt 25, 31 - 40
Creo yo que llegado al fin de este año, es el momento ideal para ver si de verdad hemos sabido acoger y velar por el Señor nuestro Dios, por ese Cristo que vive y habita en cada uno de los hermanos que nos rodean.
Y lo otro, lo segundo. Es ver qué esperamos de este nuevo año que se nos viene, que nos regala el Señor. Que metas, que sueños, que estamos planeando y que queremos que el Señor bendiga, en que queremos que intervenga, que actué.
Que está moviendo nuestro corazón a actuar, que nos motiva a seguir en este año. Y sobre todo, que propósitos para mejorar día a día nuestra vida cristiana queremos hacerle al Señor. Como queremos avivar nuestra fe. Como queremos gritarle a este mundo consumista y materialista, que a pesar de todo Jesús aun está vivo en nosotros.
En sí es un momento para recapacitar, pero no quedarnos en decir, ah sí, mira, falle, ya pues… no, eso es mediocridad, es un ver, analizar, y saber superar, planear, plantear, organizar, y sobre todo actuar. Es tiempo de despertad y decidirnos cambiar, hoy, ya, ahora mismo. Y buscar ser mejores cada día, porque comprendamos y valores ya que no valemos poco, a pesar que el mundo nos lo grite, que te entre esto en tu cabeza TU VALES MUCHO, tú vales la sangre de Jesús en la cruz. Y una frase típica de catequesis pero muy buena y valiosa, DIOS NO HACE BASURA.
Es tiempo de despertar, de actuar, y de actuar de la mano con el Señor, porque para actuar es necesaria una cosa la oración, y entregar y poner todo en manos del Señor, pero recordando lo que nos dice San Ignacio de Loyola Haz todo como si dependiera de ti, pero recuerda que nada depende de ti. Y también recordemos lo que dice nuestro Padre San Agustín Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti.
¡Animo!