miércoles, 6 de abril de 2011

Actuosa Participatio

Recuerdan lo que les decía la semana pasada sobre la importancia de saber vivir bien la misa, pues les mando este fragmento de una obra del Papa Benedicto.

Al considerar el tema de la actuosa participatio de los fieles en el rito sagrado, los Padres sinodales han resaltado también las condiciones personales de cada uno para una fructuosa participación. Una de ellas es ciertamente el espíritu de conversión continua que ha de caracterizar la vida de cada fiel. No se puede esperar una participación activa en la liturgia eucarística cuando se asiste superficialmente, sin antes examinar la propia vida. Favorece dicha disposición interior, por ejemplo, el recogimiento y el silencio, al menos unos instantes antes de comenzar la liturgia, el ayuno y, cuando sea necesario, la confesión sacramental. Un corazón reconciliado con Dios permite la verdadera participación. En particular, es preciso persuadir a los fieles de que no puede haber una actuosa participatio en los santos Misterios si no se toma al mismo tiempo parte activa en la vida eclesial en su totalidad, la cual comprende también el compromiso misionero de llevar el amor de Cristo a la sociedad.(Benedicto PP. XVI, Sacramentum Caritatis. N° 55)

Son unos puntos sencillos que les recuerdo siempre, y que nos cae bien recordarlo hoy también y que más que con estas bellas palabras del Santo Padre.

Nosotros como cristianos estamos llamados más que a ir a Misa, a VIVIRLA, a tener una participación viva, si bien nosotros vamos a la celebración y vemos como si fuera un espectáculo es todo lo contrario, por si no lo sabías tu por el bautismo eres sacerdote también, posees lo que se llama sacerdocio real (que es diferente al Sacramental del Sacerdote), por ello cuando el Sacerdote ofrece el sacrificio de redención también lo ofreces tú, porque eres participe del Sacerdocio de Cristo por medio del Sacerdote.

Por ello nuestra participación debe ser viva y activa, siendo consientes de en qué participamos, que celebramos, y es la inmolación del Señor. Por ello todo esto estará incompleto si es que al final todo queda en gestos y actos vacios si es que al final no lo llena el Señor recibiéndolo sacramentalmente, y para ello es que es necesaria la conversión diaria, el experimentarnos cada día pecadores, pero a la vez esta alegres y contentos porque hemos sido salvados y somos libres del pecado, somos hijos de Dios, por ello debemos actuar y comportarnos como tales, somos Hijos de Dios, e hijos LIBRES, libres del Pecado.
Y todo esto nos hará gritar que Cristo está vivo, porque la verdadera vida del cristiano está vacía si es que no hay misión, apostolado, si no proclamamos a los cuatro vientos que tenemos un Dios grande que ha hecho maravillas por cada uno, porque esa es la mejor prédica, el testimonio, de cómo actuó Cristo en mí, y mi testimonio de vida, que actúo y vivo acordó a lo que proclamo.

Seamos cristianos de verdad, y ahora, a puertas de la Pascua Gloriosa del Señor recibámoslo con un corazón limpio y preparado, no olvidemos que la Pascua es la fiesta central del Cristiano y de la Iglesia así que no dejemos que se nos pase esta cuaresma que ya acaba y experimentemos la conversión para que resucitemos junto con el Señor.
Y nuestra vida sea una constante glorificación del Señor por la Iglesia en cuyo seno vivo y en cuyo seno quiero morir.