viernes, 8 de octubre de 2010

El sacramento del amor de Cristo

Les he comentado en las últimas entradas sobre la oración, que necesitamos de la fe, la sinceridad y la confianza; y cuando oremos debemos entregarnos por completo a Dios, y entregarle todo lo que tenemos, debemos también pedirles con fe y esperanza, y debemos, claro está, ser siempre agradecidos.

Ahora bien, para orar hay muchos medios, muchas formas y maneras, por ejemplo ayer celebramos el día del Rosario (7 de Octubre, fiesta de Ntra. Sra. Del Rosario). El rosario por ejemplo es una bella oración la cual, como oí un día, es como ver un álbum de fotos, es estar viendo el álbum de fotos de la Virgen María sobre la vida de su hijo. Creo que entienden la analogía… ¿no?!

Bueno, pero no vengo a hablarles del rosario el día de hoy, aunque podría ser un tema interesante… pero bueno, hoy quiere hablarles de la Eucaristía, el sacramento del amor de Cristo como se le conoce.
El sacramento del amor, la presencia misma de Jesús. No es que ese pan representa a Jesús, o nos recuerda a Jesús, es el mismo Jesús quien se hace presente, y que tenemos el honor de consumir de llevar dentro.
Cuando comulgamos tenemos al mismo Jesús dentro de nosotros, lo ingerimos, si lo vemos desde un punto de vista científico, es un pedazo de pan, una galleta, la comemos, llega al estomago, se disuelve, pasa por los intestinos y se absorben los nutrientes y minerales necesarios y estos se envían al torrente sanguíneo y así a todo el cuerpo, al final las células las asimilan y se forman parte de uno, así al final, el pan se vuelve para de nosotros, de una manera u otra, ahora, este pan es Cristo, y Cristo se hace uno con nosotros, no solo espiritualmente como oímos siempre, sino literalmente.

Al tener a Jesús, al Señor, aquel que es Dios, que es grande, infinito, se hace pequeño por amor, y esto no es renunciar a su grandeza o su divinidad, sino es Amor. Dios, Jesucristo, sigue igual de grande y divino dentro de nosotros. Actuando en nosotros. Orar ante el Señor en el Santísimo Sacramento, es comunicarnos con el Señor, si quiere decirlo así, cara a cara, es tener a tu Señor a tu Dios, aquel que ha velado por nosotros desde que somos niños, pequeños, y para quien siempre seremos sus niños pequeños.
Es en Cristo Eucaristía, donde la intimidad con el Señor es más profunda, donde ya no hablas, por decirlo así, por teléfono, o ya no hablas con él por medio del chat, sino, que al orar frente al Sagrario, ante el Santísimo, lo haces cara a cara.

Y al tenerlo dentro de nosotros, Él nos ayuda a que la oración no quede en meras palabras, sino que nuestra oración se vuelva vida. Vida que Él nos da, que Él vivifica, renueva, purifica.

Una vez más los invito a perseverar en la oración, Orad sin desfallecer, nos dice el Apóstol, y si podemos hacerlo ante el mismo Señor, si podemos darnos esa fuga a una capilla o una Iglesia, o tenemos la oportunidad de ir a una Adoración, no despreciemos la invitación abierta que nos hace el Señor todos los días, y aún más la oportunidad única que tenemos, de tener cerca a nuestra casa, trabajo, en cualquier parte del Perú una capilla, hasta la más modesta, donde está el Señor esperándonos.

No olvidemos que Cristo es, como dice San Agustín, el Sacramento de unidad, el vínculo de caridad, en es Cristo donde hallaremos la unidad de mente y corazón, como grupo de amigos, como comunidad como familia, una vez más les recuerdo algo que he dicho varias veces, Familia que ora unida, permanece unidada. Entonces es en la Eucaristía donde hallamos la unidad de mente y corazón, y donde está el vínculo de la caridad, el amor, el amor verdadero.

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