Este domingo la Iglesia celebra el domingo de Laetare /letare/, alégrate, porque si bien nos hallamos en un tiempo de preparación para la pascua, de penitencia, de sacrificio, es también para alegrarnos, porque tal es el amor de Dios, que no le importo cuán grande sea el pecado, cuanto tenga que cargar, cuanto tenga que sufrir, lo hace gustoso, con amor, con alegría, porque sabe que lo hace por ti y por mi. Porque su amor no tiene comparación, no tiene fin, y día a día, sin que te percates, renueva esa promesa de amor, ese sacrifico entregándose por ti en la Eucaristía, Cristo Jesús, tu Dios, que tanto te ama sigue dando su vida por ti en la cruz y día a día hace ese sacrificio nuevo, porque día a día ese es su cuerpo y su sangre que se entrega para remisión de nuestros pecados y para nuestra salvación. Por ello es que no podemos conformarnos con ser como les decía cristianos de título, porque eso nos hace cristianos vacios, el asistir a misa y comulgar es un mero acto de presencia, es igual que no hubieras ido, si asistimos a la Iglesia, a la misa, que sea porque buscamos más que cumplir una norma, que sea un buscar ese Señor, a ese Dios que tanto nos ama y nos necesita, Cristo a dado su vida por amor, y es hora de responder a ese amor con amor, entregándonos nosotros a él, y aceptando y recibiendo su sacrificio de amor, con un corazón puro y dispuesto a amar como él nos amo.
Seamos cristianos de verdad, cristianos eucarísticos, que necesitemos de Cristo en la Eucaristía, que vivamos de él. No permitamos que la pasividad de apodere de nosotros y la indiferencia nos invada, al contrario, tomemos conciencia de que ese pan es Cristo, de que lo estás recibiendo dentro de ti, o que a lo mejor te estás perdiendo el regalo más grande, el tesoro más valioso, la mejor medicina, el mejor elixir, el alimento que satisface, el agua que, como nos recordó el evangelio del domingo, sacia toda sed, y crea en nosotros un manantial de vida.
Cristo te espera no solo los domingos, sino todos los días con los brazos abiertos esperando que no rechaces su abrazo de amor, sino que lo recibas y lo acojas en tu ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario