miércoles, 3 de noviembre de 2010

Fray Martín de Porres

Hoy día la Iglesia Universal, y de manera especial, la peruana celebra a Fray Martín de Porres, Fray Martín de la Caridad, el Santo Mulato, el Fraile de la Escoba.

Un hombre desprendido de sí, que solo buscó complacer a su Señor, a su Dios, a tal grado que a pesar que él en el tiempo en que vivió se puso muchas trabas para que pueda ser religioso, logró superarlas todas, porque creo yo que cuando el Señor pone algo en nuestras vida, el también nos pone los medios para cumplirlo.

Para Dios no hay imposible, y la prueba más grande es el mismo Martín, un mulato que logró en un tiempo virreinal consagrarse a Dios, como religioso, y Dios se valió de su sencillez, de su silencio, de su amor para obrar grandes cosas en su Iglesia Peruana.

Y Dios hoy también nos llama a hacer grandes cosas, porque ser Santos no es cosa de curas, y monjas, no, NO. Ser Santo es cosa de locos, de gente que de verdad toma la conciencia de que sigue a Jesús, al Cristo, y que para seguirlo solo se necesita ser loco, porque solo un loco está dispuesto a dar la vida por otro. Porque para seguir a Cristo es necesaria la Cruz, porque el mismo lo dice, "déjalo todo, toma tu CRUZ y sígueme".

Hoy en día, la sociedad que no dice, quien vale, que es lo importante, yo, yo, YO. Todo debe girar a partir de uno, y si se puede ya llegará a los demás.

Martín se preocupó primero de sus hermanos, de los pobres, de los necesitados, y si le quedaba tiempo después de tanto servir se acordaba de sí. Porque cuando uno se preocupa de atender a los hermanos, al Cristo que vive en cada uno de los hermanos uno ni se ocupa de de sí, y tampoco tiene porque hacerlo, porque es el mismo Señor quien nos atiendo, y quien más que El. Él nos basta, que mejor médico, mejor guardián.

La Iglesia hoy en día necesita día a día, laicos valientes, locos por el Señor que se atrevan a ser valientes e ir contra el mundo.

Hoy el cristiano tiene que ser signo de contradicción, tiene que ser signo de unidad, de amor, de caridad.

Y tiene que empezar en nosotros, en los sencillos, en los laicos, el trabajar y dar lo mejor de sí por el Señor, porque como les repito una vez más ser Santos es cosa de todo.

Y será, creo yo, cuando tomemos, como laicos, la conciencia del amar y seguir al Señor, y nos desprendamos de uno, que el momento en el que el Señor nos llame ya no habrá más miedos ni dudas.

El Señor derrama y regala cantidad abundantes de vocaciones, pero muchas veces falta esa entrega y ese desprendimiento de uno para poder de vendar dejarlo todo y seguirlo.

Por eso yo los invito a dos cosas, a ser Cristianos y serlo de verdad, porque ya, ya hay demasiados cristianos light, cristianos de título simplemente que se acuerdan del Señor para pascua y nada más. Ya hay muchos mediocres en la Iglesia, y la Iglesia no es de mediocres, es de radicales, porque como dice la Palabra de Dios el Cielo es de los valientes, de aquellos que se atreven a todo por el Señor. Y lo otro es motivarlos a orar día a día, con fuerza, perseverancia, fe, por el aumento perseverancia y santidad de las vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal, para que el Señor nos de más vocaciones, porque yo sentía con fuerza en mi corazón que el Señor derramaba su gran amor sobre todos los jóvenes y a muchos de estos los llamaba a cosas grandes, pero muchas veces son pocos los que se atreven a dar ese paso que sigue, y son muchos menos los que de verdad la luchan, hasta el fin para seguir.

Orad, orad sin desfallecer, porque el Señor acoge nuestra súplica cuando la hacemos con amor y sencillez.

Animémonos unos a otros a poder vivir día a día coherentemente esta vida cristiana. Cristo nos da un gran medio para poder vivir la vida cristiana y es la comunidad. La comunidad es un gran medio para poder vivir nuestra vida cristiana y que mejor comunidad que la familia, nosotros como familia tenemos que alentarnos unos a otros, ayudarnos ser columnas de sostén para el que tenemos a nuestro lado al cual podemos decirle hermano en Cristo Jesús, e incluso hermano de sangre.

Y por último lo que siempre les digo, Familia que reza unida, permanece unida.

Tomemos esa humildad, sencillez y abandono de fray Martín, y dediquémonos en buscar siempre ayudar al que tenemos a nuestro lado y nos necesita, y a orar por nuevas vocaciones, nuevos fray martines que el Señor llama día a día pero que muchas veces a consecuencia del pecado los oídos del corazón están tapados para oír la voz del Señor!!!

Fuerza!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario